“EL SEÑOR LO HACÍA PROSPERAR EN TODAS SUS EMPRESAS” (Génesis 39:3)
Para triunfar en algo, hay cuatro cosas que debes tener:
(1) Principios morales. ¿Qué estás dispuesto a hacer para llegar a donde quieres llegar? No puedes hacerlo de cualquier manera, debes tener unos límites. Ahora bien, en algún momento, todos hemos trasgredido las reglas. Pero gracias a Dios que disponíamos de reglas para romper. Tenemos la oportunidad de realinearnos porque ha habido Alguien que ha puesto una “estaca” donde se encuentra lo correcto. Parece ser que hoy en día la gente no sabe, o no le importa, dónde está lo apropiado, por carecer de principios bíblicos;
(2) Métodos. Tus métodos son tu “mapa de carreteras”. Un objetivo sin un plan es como una carretera que no te lleva a ninguna parte. Primero hay que tener un objetivo, después un plan y luego viene el proceso. Si adoptas esta simple fórmula de tres pasos, te ayudará a comprender que no alcanzas tu sueño de repente o de un día para otro. Hay métodos que deben ser empleados y aplicados;
(3) Medios. Cuando el Señor te da una visión, busca su provisión. Si no la puedes encontrar, o se te ha acabado el tiempo, o lo que deseas va en contra de lo que Dios quiere para ti. La provisión del Señor puede llegar como una idea que se te ocurre de repente o como un pensamiento que echa raíces y crece dentro de ti con el tiempo. Desde luego, su provisión siempre implicará la ayuda a los demás, así que, lleva amor a donde quiera que vayas;
(4) Administración. Jesús dijo: “...a todo aquél a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará...” (Lucas 12:48b). Algunas personas piensan que todo termina cuando Dios te da algo; no, ¡esto es sólo el principio! Y adivina qué es lo que va a ser el mayor desafío de esa administración: ¡tú mismo! Por eso, el salmista oró: “Ordena mis pasos con tu Palabra...” (Salmo 119:133).