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Como disciplinar a un niño Bíblicamente




La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él. (Pr. 22:15)

No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol.  (Pr. 23:13-14)

La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. (Pr. 29:15)

Introducción:

¿Por qué debo disciplinar a mi hijo? Pr. 22:6
¿Qué debe motivarme a disciplinar? Pr. 29:17
Estado temporal del niño. Pr. 29:15
Disciplina interna del niño. Pr. 20:30
Estado eterno del niño. Pr. 23:13, 14

Como Disciplinar:

Ame a su hijo antes de disciplinarlo.

Nunca discipline cuando enojado (fuera de control). *Espere.

Cuando su corazón está bien, su mano estará bien.

Dé disciplina y no abuso.

Después de que el niño sabe el mal que hizo.

Determine entre: rebelión y accidente, ignorancia u olvido, desobediencia.

Ser fiel a disciplinar cada hecho de rebeldía y desobediencia.

Si posible, discipline privadamente.

En una habitación de la casa.

No en la presencia de otros niños.

Nunca discipline en público

Discipline pronto después de la ofensa.

Dile qué hizo mal antes de disciplinarlo.

Si es posible, enséñele de la Biblia su error. Ef. 6:1

Enséñele que no solo lo ha ofendido a usted, pero también ha pecado contra Dios.

Explique al niño que lo ama y que lo está disciplinando porque Dios lo demanda.

No se imponga a detenerlo para disciplinarlo.

Haga que los varones se agarren de los tobillos – que las muchachas se pongan sobre la cama.

Haga que miren para otro lado.

Tome su tiempo, no se apure.

No puede esperar hasta que es un joven para agarrar su atención.

Ciertas ofensas requieren ciertos castigos.

Ore con el niño cuando acabe de disciplinar y se ha arrepentido. *Deje que arregle cuentas con Dios y usted.

Ame a su hijo y perdónelo.

Luego, mañana, olvide que ha tenido que disciplinarlo.

No traiga a memoria otra vez lo que ha hecho, después que se ha arrepentido.

Dios no se acuerda de nuestros pecados cuando se lo confesamos y nos perdona. 1 Jn. 1:9; Heb. 10:17