La Biblia
Textos Elegidos: ¿Qué Significa Amar?
El Amor En La Pareja
Palabras de inspiración con algunas reflexiones acerca del significado del amor de pareja.
"Muchos identifican amar con gustar, pero nada tiene que ver lo
uno con lo otro. No todo lo que se gusta es amor. Dicen: me gusta su
cintura, el ritmo de su andar, la modulación de su voz. Puede nacer el
amor sin que lo cautive ninguna zona anatómica concreta, ninguna
parcialidad determinada de personalidad.
El amor nace de un momento en que el ser humano se olvida de
sí; es deslumbrado, 'sacado' de sí mismo y cautivado por un otro todo.
Crece con deseos de darse y se consuma en el olvido total de un gozo
recíproco.
De otra manera, los aspectos que 'me gustan' pueden
desvanecerse al primer golpe del viento otoñal. Muchos amantes,
seducidos por efímeros atavíos, se constituyen en pareja. No es de
extrañar que tantos compromisos conyugales acaben a la postre en flores
de un día.
La profundidad del amor se mide por las pequeñas alegrías que
se dan los cónyuges y también por las pequeñas heridas que reciben, pero
no heridas que provienen de los oscuros manantiales del egoísmo, sino
de aquellos otros que son necesarios para los procesos de adaptación e
integración.
En el verdadero amor se ocultan fuerzas singulares para
resolver las contrariedades de la vida y para no detenerse en la marcha
ascendente de la búsqueda de la perfecta alegría.
Los amantes usan un idioma desconocido para, las que no aman:
una mirada, un suspiro, un momento de silencio, actitudes que expresan
más que todas las palabras del lenguaje humano".
Ignacio Larrañaga. Un Matrimonio Feliz
"A menudo vemos semillas de violencia en el centro de una
relación íntima. Los límites entre el beso y el mordisco, la caricia y
la bofetada, escuchar y oír de casualidad, mirar con ternura y mirar con
recelo son, por cierto, muy frágiles".
Con el corazón en ascuas. Citado por Chris Glaser en Meditando con Henri Nouwen
"Escuché estas palabras por primera vez cuando tenía veintidós
años de edad, ellas aclararon las turbias pasiones que descubría en mis
relaciones amorosas. ¿Porqué me quería 'adueñar' o 'apropiar' de la
persona a la que amaba más profundamente? ¿Por qué quien era mi mayor
alegría debía ser la fuente de mi desesperación? ¿Por qué hería a la
persona a la que más quería agradar? ¿Por qué desconfiaba de la persona
ante quien desnudaba mi alma? ¿Por qué desconocía en público a la
persona a quien daba la bienvenida en la intimidad?
Me di cuenta que esto no me pasaba sólo a mí. A los cincuenta y
dos años puedo afirmar que hace parte de la naturaleza compleja de las
relaciones humanas íntimas. Eros, el amor apasionado, quiere ser uno con el otro, inseparable e indivisible. El yo resiste. Ágape sugiere un modo de gobernar nuestra unión: el amor benévolo. Eros sin ágape podría convertirse en indiferente, posesivo y violento. Eros con ágape respeta los límites y la reciprocidad, las tensiones y las vulnerabilidades.
Esto es así tanto cuando se trata de hacer el amor como de
construir una comunidad espiritual. Ambas, la sexualidad y la
espiritualidad son benditas por la pasión del eros,ese deseo de fusión, y por la benevolencia del ágape,
ese deseo de bienestar del otro. El movimiento ecuménico aprovecha de
su pasión fundamental por la fusión de las iglesias. Aún así el
movimiento es lento porque su benevolencia final busca la armonía y
reciprocidad. Como en la seducción, la reciprocidad se desarrolla con el
tiempo. Esto también es válido para la sexualidad. La pasión podría
unirnos en un momento, pero el ágape, un amor intencional, debe mantenernos juntos a largo plazo".
Chris Glaser. Eros y Ágape. Meditando con Henri Nouwen
"En el corazón de la existencia humana se encuentra el deseo de
tener intimidad y de ser amado por otro. El matrimonio está diseñado
para llenar esa necesidad de intimidad y amor.
Si queremos ser efectivos comunicadores de amor, debemos estar
dispuestos a prender el lenguaje amoroso más importante de nuestro
cónyuge.
La experiencia del enamoramiento no se centra en nuestro propio
crecimiento ni en el crecimiento y desarrollo de la otra persona. Más
bien nos da el sentido de que hemos llegado a un punto y que no
necesitamos crecer más. Estamos en el apogeo de la felicidad de la vida y
nuestro único deseo es permanecer allí. Ciertamente la persona amada no
necesita crecer porque es perfecta. Simplemente esperamos que
permanezca perfecta.
Si el enamorarse no es verdadero amor, entonces ¿qué
es?...Podemos reconocer la experiencia del enamoramiento sencillamente
por lo que es: una subida emocional temporal, y procurar encontrar el
verdadero amor con nuestro cónyuge. Esta segunda clase de amor es
emocional por naturaleza, pero no obsesivo. Es un amor que junta a la
razón y a la emoción. Involucra un acto de la voluntad y requiere
disciplina, mientras que reconoce la necesidad del crecimiento personal.
Nuestra necesidad más básica no es enamorarnos, sino ser verdaderamente
amados por otro; conocer un amor que brota de la razón y de la
decisión, no del instinto. Necesito ser amado por alguien que decida
amarme, que vea en mí algo digno de amar.
Esa clase de amor requiere esfuerzo y disciplina. Es la
decisión de emplear la energía en un esfuerzo que beneficie a la otra
persona. Sabiendo que su vida será enriquecida por su esfuerzo, usted
también encontrará un sentido de satisfacción: la satisfacción de haber
amado verdaderamente a otro. Esto no requiere la euforia de la
experiencia del enamoramiento. En realidad, la experiencia del verdadero
amor no puede comenzar hasta que la experiencia del enamoramiento no
haya seguido su curso.
El amor racional, volitivo, es la clase de amor al que los sabios siempre nos han llamado a ejercer".
Gary Chapman. Los Cinco Lenguajes del Amor
"¿Qué es entonces? Un germen, un embrión de amor que tiene que
crecer y madurar en el matrimonio durante el transcurso del tiempo. De
momento esa ilusión no es sino un torbellino de pasión y alegría,
canciones y pájaros.
Como una piedra del torrente que, de tanto rodar, adquirió la
forma pulida y redonda, así el amor, rodando por la corriente de
sorpresas, sustos y altibajos, irá adquiriendo, lenta y evolutivamente,
la forma y madurez de las realidades sólidas. Todo esto, en la escuela
del amor, que es la convivencia conyugal.
Aquel embrión del amor tendrá que ser sometido a un proceso de
profundización y maduración en la escuela del amor que es el matrimonio,
donde la chispa irá transformándose en llama durante una convivencia
plena de momentos venturosos o vicisitudes adversas. Y, como lo hemos
adelantado desde el primer momento, el quehacer fundamental de la vida
conyugal consiste en mantener alta y viva la llama del amor.
Pero el amor, en el matrimonio, en lugar de ir desplegándose en
un movimiento de expansión, puede ir replegándose en un movimiento de
involución. Los amores que se congelaron a los pocos años de casarse, no
significa que hubiesen sido espurios o de mala ley sino que los esposos
no acertaron a cultivarlos con el esmero con que se cultiva una tierna
planta. No los cuidaron con la atención que se da a una delicada
criatura, porque al fin eso es efectivamente el amor: una frágil
criatura".
Ignacio Larrañaga. El Matrimonio Feliz
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