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4 mitos sobre el perdón y lo que la Biblia dice sobre ellos











El perdón es un tema recurrente en la Biblia y en él está la base de nuestra relación con Dios. Todos los hijos de Dios lo hemos experimentado y nuestros corazones están llenos de gratitud por eso.

Sin embargo, aun luego de sentir el poder del perdón en nosotros, debemos admitir que no es fácil perdonar. Muchas veces, antes de perdonar necesitamos pasar por un proceso doloroso y largo. Dios no nos deja solos, él nos acompaña y nos ayuda. En él tenemos el ejemplo perfecto de amor y perdón. Pablo, en su carta a los Efesios, nos exhorta...

Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
-- Efesios 4:32

Entendemos que Dios desea que vivamos en amor, que perdonemos a los que nos ofenden. Sin embargo, hay situaciones en las que nos parece imposible perdonar. Veamos algunos de los mitos que pueden prevenirnos de perdonar y veamos lo que la Biblia dice al respecto.


1. Perdonar significa aceptar



Perdonar no es aceptar o excusar el mal que te ha hecho otra persona. ¡De ninguna manera! Perdonamos para ser libres del rencor. Decidimos seguir adelante sin permitir que otra persona tenga poder sobre nuestras acciones o emociones.

Cuando perdonamos entregamos a Dios todo nuestro dolor, seguros de que él se encargará de hacer justicia en su momento. Le permitimos a Dios que nos transforme, que nos llene de su Espíritu Santo y seguimos adelante confiando en su bondad.

Nunca digas: «¡Me vengaré de ese daño!» Confía en el Señor, y él actuará por ti.
-- Proverbios 20:22

El pecado siempre trae consecuencias y la persona que nos ha hecho daño tendrá que vivir con las consecuencias de su error. Muchas veces tenemos que decidir apartarnos de esa persona para evitar que nos siga causando dolor. Perdonar no nos obliga a ser amigos o a mantener una relación cercana con la otra persona.

El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias.
--Proverbios 22:3

Aun luego de decidir perdonar debemos actuar con prudencia. Debemos orar por la otra persona y pedirle a Dios sabiduría para saber si es el momento de buscar una reconciliación o si es mejor esperar. Muchas veces lo más sabio es esperar hasta que Dios haga su obra transformadora en la otra persona.



2. Primero me tienen que pedir perdón




Pensamos que no es posible perdonar hasta que nos pidan perdón. Eso no es cierto, podemos hacerlo aunque el otro no se disculpe. También podemos elegir dar el primer paso (Mateo 5:23-26). Escogemos liberarnos del enojo y de la amargura por nuestro bien y en obediencia a Dios. La verdad es que sería terrible si el perdón dependiera del arrepentimiento de la otra persona: hay personas que mueren sin disculparse ni reconocer sus errores.

Dios nos dio el mejor ejemplo. Él tomó la iniciativa al enviar a Jesús aun antes de que nosotros pidiéramos perdón por nuestros pecados. Lo ofendíamos con nuestras acciones y palabras, pero él extendió su mano llena de perdón y esperó pacientemente por nuestro arrepentimiento. De la misma forma nosotros podemos decidir perdonar aun antes de que la otra persona se arrepienta. No podemos controlar lo que hacen los demás, pero sí nuestras acciones y reacciones. ¡Decidamos seguir el ejemplo de nuestro Padre!


Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
-- Efesios 2:4-5


¿Has recibido el perdón de Dios?

3. Para perdonar hay que olvidar
Seguro que has oído la frase "perdonar y olvidar". Quiere decir que si perdonamos de verdad, olvidamos la ofensa. Esto nos hace sentir culpables porque si somos sinceros, aun después de perdonar, recordamos lo que pasó. Esto es así porque Dios nos ha dado la memoria que sirve, por ejemplo, para protegernos de caer de nuevo en errores pasados o en situaciones peligrosas. Los recuerdos nos ayudan a saber de qué situaciones huir.

Lo que sí sucede cuando nuestro perdón es genuino es que permitimos que Dios sane nuestro corazón y que quite todo dolor, rencor o amargura producto de la ofensa. El deseo de venganza no controla nuestros pensamientos. Aunque sintamos tristeza por lo que sucedió, no hay rencor. Hemos entregado la situación a Dios y seguimos adelante confiando en su justicia, firmes en nuestra fe.




4. Perdonar muestra debilidad
Todo lo contrario: perdonar muestra el carácter de Cristo, que él reina en nuestros corazones. Mostramos que la otra persona y sus actitudes no nos controlan. Pedimos a Jesús que nos ayude a ser más como él y vivimos de acuerdo con su voluntad. Algo que vemos en la Biblia (por ejemplo, en la oración del Padre nuestro) es que Dios nos manda a perdonar y a amar a nuestros enemigos si queremos recibir su perdón. Así que perdonamos por obediencia a Dios en lugar de ceder a nuestras emociones.


Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
-- Colosenses 3:12-13

Cuando perdonamos en lugar de buscar venganza mostramos que el Espíritu de Dios mora en nosotros y que con su poder y su amor vencemos al odio y al rencor.

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
-- 2 Timoteo 1:7

¡Elige perdonar con la ayuda de Dios!