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CLAVES DE LA FELICIDAD SEXUAL EN EL MATRIMONIO CRISTIANO





Este estudio no tiene el propósito de presentar datos y orientación sexual en el
sentido técnico o médico, sino sólo escudriñar el asunto para destilar unos
principios para la búsqueda de la felicidad en la cohabitación matrimonial. Para
la lectura de materiales afines al punto de vista médico, puede consultarse la
bibliografía al final de esta obra. Esperamos que esta parte del estudio no sea
en nada ofensivo sino que sirva para quitar el velo del viejo tabú de que es
ilícito hablar abiertamente sobre este tema. Ahora, veamos tres claves de
felicidad sexual en el matrimonio.

1. El Sexo Es una Parte de la Comunicación Natural entre los Esposos.

La palabra bíblica para la relación sexual, y específicamente el coito, es
“conocer”. (Génesis 4:1.) Hay un reconocimiento por parte de los hebreos
de que en la relación conyugal uno recibe conocimiento o revelación. El
conocimiento es múltiple. Uno llega a conocerse a sí mismo, ya sea como
hombre o mujer. También los dos se revelan el uno al otro. Es aquí donde se
experimenta la entrega total y donde se expresa el afecto más íntimo del cual
los dos son capaces. Si no se abren o se revelan en este trato, frecuentemente
se crean la sospecha y la ansiedad. Es cierta una cosa, una vez que uno ha
entrado en este conocimiento, la relación no queda igual porque ha pasado de
ser una relación de conocimientos superficiales de sus personas y
personalidades a un nivel mucho más profundo e íntimo.
Además, la comunicación y el trato normal entre la pareja durante el día afectan
la relación sexual. Solo es necesario recordar lo que los roces y conflictos
hacen a la comunicación; se levantan barreras entre los dos. Es necio pensar
que el hombre pueda hacer lo que le da la gana, no ser sensible a la esposa y
no preocuparse de que ella tenga ansiedades o aun cansancio por haber
aguantado a los muchachos todo el día, y esperar que al llegar a la cama haya
una mayor felicidad en el acto sexual. Si hay sensibilidad, preocupación y
ternura durante el día, es más factible que ella esté convencida de su amor y
cuidado cuando venga la noche. Así la comunicación se cumple dentro de una
mayor expresión de cariño.

2. La Meta Es Satisfacer el Uno al Otro.

Pablo decía en Efesios 5:28: “...los maridos deben amar a sus mujeres
como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.”
También Pablo aconseja a la pareja que cumpla con el deber conyugal para
evitar las tentaciones del adulterio. (1 Corintios 7:2-5.) La entrega del
cuerpo entre los esposos demuestra el aprecio que tienen de sus cuerpos,
porque una persona sana no hace algo dañino a su propia persona, sino la
sustenta y la cuida. (Efesios 5:29.) La idea funcional aquí es que los dos se
preocupen de cuidar el uno del otro y quieran hacerse felices. Al actuar así
cada uno está mostrando un aprecio por sí mismo. El asunto es que el amor
(agape) busca lo mejor para el objeto que recibe su cariño confiando en que
no se pierde el esfuerzo. También, hacer que el otro sea feliz es una felicidad en
sí. Si ambos compiten para ver cuál puede contentar más al otro, ¡imagínese el
contentamiento que habrá! Es la vieja paradoja de que el que quiere ser el
primero, sea el siervo de otros (Mateo 20:27), porque la gente
naturalmente se preocupa de aquellos que se preocupan por ellos. La verdad
de este principio funciona magníficamente entre los esposos en todas sus
relaciones, no solamente en la sexual.
Es un arte saber satisfacerse mutuamente en el acto sexual. Mace explica que
esto:
requerirá tiempo y paciencia. Es un gran error el imaginar que todo lo
que debemos hacer es responder a los rápidos impulsos y todo ira
bien. No somos animales, y como seres humanos debemos aprender a
controlar y dirigir nuestros impulsos físicos para que sirvan a un
propósito, y no frustren los altos fines de la vida humana.f58
Nunca está fuera de moda que el hombre sea sensible y tierno. El éxito en esta
relación se logra cuando el hombre está viviendo sabiamente con la esposa,
dándole honor como a vaso más frágil. Ella a su vez lo satisface cuando se
sujeta a él. (1 Pedro 3:5-7.)

3. El Factor de Tiempo

Ya se ha mencionado que el acto sexual no es para cuando haya apuros, sino
cuando haya tiempo suficiente para una entrega consciente y adecuada. Por
eso, puede ser efectuado mejor cuando es posible realizar conscienzudamente
los primeros dos elementos de cumplir la buena comunicación e intentar
satisfacer el uno al otro. No hay una regla fija sobre la frecuencia del acto.f59
Nunca debe ser algo forzado. Es mejor esperar si cualquiera de los dos siente
mucho cansancio. La regla sana es esperar hasta cuando los dos tengan la
mayor oportunidad y deseo de entrar en el acto sexual.
También, hay otra clave para la felicidad sexual en cuanto al asunto de tiempo.
La naturaleza del hombre es excitarse rápidamente, mientras la mujer es mucho
más lenta en lo mismo. Se requiere tiempo para excitarla y prepararla para el
acto. Las caricias estimulan y son una expresión de ternura que la mujer
necesita. No es algo en lo cual se debe apresurar. Recordemos que la mujer
normalmente puede gozarse del sexo sólo cuando esté relajada y entra en éste
con plena confianza de que el marido la está ayudando y quiere que ella esté
contenta. Este convencimiento sicológico en la mujer de que su galán es su
principal protector, no se logra con un par de palabras y un poco de
maniobras.
La naturaleza de la mujer es de responder más lentamente al acto sexual y
requiere que el hombre no se precipite, durante ni después del acto, porque una
vez que la mujer esté excitada no se relaja rápidamente. El hombre debe seguir
con sus atenciones, caricias, conversación, etc., aun cuando todo el acto en sí
ha terminado felizmente. De otro modo el silencio o el sueño del hombre es
recibido por la mujer como una comunicación brusca, contraría al cariño
cabal.
Estas tres claves para la felicidad sexual sirven de principios para una mayor y
profunda relación entre la pareja. No es el designio de este estudio entrar con
más detalles en esta materia sino sólo tratar de levantar suficientes ideas al
respecto que por un lado se quiten las dudas elementales y por el otro lado se
planteen unos conceptos sanos sobre el trato sexual dentro del matrimonio.