Bucador Google

Búsqueda personalizada

Consejos cristianos para la intimidad matrimonial para el Esposo






El matrimonio Penner habla sobre algunos aspectos prácticos referentes a la relación sexual en el matrimonio. Muchos han sido los matrimonios que, por temor al descontrol, lo vano y la concupiscencia han vivido fracasos y frustraciones en esta área de su matrimonio. Tanto Clifford como Joyce Penner han desarrollado un ministerio de consejería íntima a matrimonios cristianos.
Consejos para la intimidad matrimonial
La falta de una respuesta sexual en la mujer, ¿se debe primordialmente a una dificultad física o a una emocional?

Clifford: Básicamente, o mejor dicho, esencialmente, es emocional. No hay nada que demuestre que la mujer no tenga la capacidad física para responder. Puede haber una disminución en el deseo sexual, pero hasta lo que ahora se sabe, todas las mujeres fueron creadas para responder sexualmente. Es por eso que nos molesta cuando se usa el término "frígida".

Joyce: El ser frígida suena como que una mujer es de alguna manera fría y que no tiene capacidad sexual. La capacidad está dentro de cada una de nosotras, pero existen temores o barreras que suelen impedir que esto se consagre.

C: Nos gusta hablar de la respuesta sexual como una respuesta innata en lugar de algo que se aprende. No es como el tenis, que se debe aprender, sino que es más bien un reflejo de lo que está en nuestros cuerpos si podemos quitar las barreras de en medio.

J: Y si se proveen las condiciones correctas para estimular este reflejo.

¿Cuáles son las barreras más comunes por las cuales las mujeres no pueden responder?

J: Hay siete razones principales. Primero, a la mujer no se le da el tiempo o la atención necesaria para que ella responda.

C: La mujer, generalmente, tiende a responder más lentamente que el hombre, y también tiene una mayor necesidad de atención en los factores emocionales en una relación. Estas son partes esenciales de la experiencia sexual en la mujer, mientras que el hombre puede estar más orientado hacia lo físico.

J: Segundo, una mujer no recibe la estimulación correcta. El orgasmo es un reflejo, como el que tenemos cuando el doctor nos da un golpe en la rodilla y nuestro pie salta. Pero es necesario que ese golpe en la rodilla sea dado en el lugar preciso para que el pie reaccione. Igualmente, si la mujer no recibe una estimulación que cause el reflejo sexual, no puede actuar este reflejo en su cuerpo. Cada mujer debe aprender lo que necesita y esto requiere tiempo y comunicación. Debido a que hablar abiertamente de la sexualidad en la relación matrimonial no es algo fácil, este tema suele ser ignorado totalmente.

No se pueden apretar los dientes y tratar con todo el esfuerzo posible que la respuesta se dé. Es más, eso suele ser un estorbo.

La tercera razón común para la frustración sexual (la falta de experimentar un orgasmo) es el temor. Puede ser el temor a la sensación que ocurre, o un temor a estar fuera de control, a ser más vulnerable, temor de dar lugar a una confianza más profunda. Es más, esta es la razón por la cual creemos que Dios usa este simbolismo de la experiencia sexual entre un hombre y una mujer para enseñarnos cómo se relaciona El con su pueblo. En la experiencia sexual, nos "dejamos ir" totalmente, nos relajamos completamente para ser del otro. Esto es lo que Dios quiere de nuestra relación con El. Hace falta mucha confianza para ser tan vulnerable, y muchas personas no la tienen a causa de su trasfondo, de diferentes experiencias en su crecimiento, o de la relación actual con su cónyuge.

C: También puede ser el temor a cosas que son un poco más vagas, tales como el temor a volar, o a darse totalmente, o a no tener control sobre sus mentes.

J: Es posible que una persona no pueda verbalizar estos temores, pero sabe que se ha "cerrado" cuando estaba a punto de dejarse ir. La cuarta razón por la cual una mujer no responde sexualmente es porque no se siente "femenina". Hay algunos cambios que ocurren en el cuerpo con los cuales una mujer puede no sentirse cómoda. Siente que el hombre puede gozar de la intensidad, pero que de alguna manera ella no ha sido creada para eso. Pero, definitivamente, esta es una enseñanza cultural y no bíblica.

C: El mejor ejemplo de que el placer sexual mutuo es bueno se encuentra en el Cantar de los Cantares de Salomón, que está lleno de placer sexual. El pasaje de 1 Co. 7.3-5 dice claramente que el esposo no debe defraudar a su mujer en lo que le corresponde, y que la mujer no debe defraudar a su esposo. Es una relación muy balanceada, equitativa.

J: Otro factor que ayuda a las mujeres en este área es el haber sido creadas con una anatomía pertinente al tema. Específicamente, el clítoris, que tiene sólo un propósito, el cual es el de recibir y transmitir estimulación sexual. Si el hombre fuera el único que debió ser sexual, no creo que nosotras hubiéramos necesitado de esa parte de nuestros cuerpos.

Un quinto factor que retiene a algunas mujeres de alcanzar el orgasmo puede ser un trauma profundamente psicológico, como el haber sufrido una experiencia incómoda con un morboso o una violación, lo que causa que la intensidad de los sentimientos sexuales respondan negativamente. Justo cuando la mujer empieza a sentirse bien, comienza a sentirse mal a causa de un evento negativo asociado con sentimientos sexuales.

C: La sexta causa para la falta de una respuesta en la mujer es el conflicto en su relación. Si ella no siente que la relación es cuidada y nutrida puede sentir, aunque no lo diga: "No le voy a dar a él esa satisfacción".

J: Por supuesto que así está privándose de algo a sí misma también, pero la ira suele ser así de paradójica. Nos lastimamos a nosotras mismas antes que a la persona que queremos herir.

La última razón principal por la cual una mujer no experimenta una relación de satisfacción con su esposo es la inhibición religiosa. Esto ocurre cuando la mujer empieza a sentirse intensamente sexual y bastante excitada, pero entonces escucha una voz que le dice: "¡No!". Tiene una creencia de que no debe ser sexual.

Si una pareja tiene problemas sexuales, y si cualquiera de los cónyuges se siente frustrado o insatisfecho, ¿qué pasos debe tomar la pareja para sobrepasar esta dificultad?

J: Recomendamos que empiecen a leer algún libro al respecto, y que comiencen a hablar el uno con el otro. Es asombroso cuánto pueden aprender de su relación con un poco de educación y comunicación abierta.

C: No recomendamos ayuda profesional al comienzo. La pareja necesita hablar el uno con el otro, y una buena manera de comenzar es usar un libro. Frecuentemente animamos a las parejas a que lean el libro juntos, en voz alta, y que hablen de asuntos sexuales que nunca han discutido antes. Esta es una situación más cómoda porque no tienen que crear los términos sexuales sino simplemente leer el libro y comentarlo.

La discusión será más espontánea si leen el libro juntos que si lo leen por separado y lo tratan de comentar. Si después de esto una pareja encuentra que en realidad necesita ayuda profesional, tendrá su problema más definido a través de la comunicación previa.

La ayuda propia es bastante beneficiosa porque la mayoría de las personas no buscan ayuda profesional. Muchos están en lugares donde no existen profesionales capacitados. Además, muchos no irán a un consejero porque tienen inhibiciones o limitaciones económicas.

¿Creen que la frustración sexual es un problema común en las mujeres casadas?

C: Podríamos decir que es un problema extremadamente común. En los seminarios que damos sobre la sexualidad a través de los Estados Unidos y Canadá, siempre encontramos un segmento significativo de la población que está experimentando este problema. Muchas veces, sin embargo, estas personas sienten que son la minoría. Pero encuentran mucho alivio al saber que muchos otros también luchan en esta área.

Como consejeros cristianos, ¿cómo aconsejarían ustedes a una pareja que tiene problemas sexuales?

C: En primer lugar, evaluaríamos el problema para tener una idea clara de cuál es el problema. Entonces nos pondríamos de acuerdo acerca de algunas metas hacia las cuales trabajar. Estas metas deben ser fijadas por la pareja, para que uno de los cónyuges no esté simplemente haciendo algo para el otro.

J: Generalmente, trabajamos dentro de un intenso programa en el cual vemos a la pareja por 10 días durante 50 minutos cada día. Les damos tres tareas diferentes por períodos de 24 horas, involucrando experiencias de enseñanza-aprendizaje, comunicación y tacto.

C: Y el 65 por ciento de las experiencias involucran el tacto.

J: Cuando se busca a un terapeuta, recomendamos que la persona busque a alguien que trabaje cambiando modelos de comportamiento y aprendiendo nuevas formas al relacionarse sexualmente. El tratar de analizar por qué existe el problema, o el concentrarse en una psicoterapia de larga duración que explora las relaciones con el padre o la madre, etc., es un proceso muy largo que no tiene un índice de éxito muy alto.

¿Ustedes animarían a una mujer a tomar la responsabilidad de su propia satisfacción sexual?

C: Creemos que una de las razones por las cuales hay mucha insatisfacción sexual entre las mujeres es porque no asumen su propia responsabilidad.

J: Muchas mujeres sienten que sus esposos deberían saber instintivamente dónde les gustaría que las toquen, qué funciona y qué no funciona. La gente cree que se puede aprender a relacionarse sexualmente en tres sencillos pasos y que todas las mujeres son iguales. Pero no es así. La gente cambia de momento a momento, y las necesidades varían de una persona a otra. La única manera de que la mujer sea verdaderamente satisfecha es que asuma la responsabilidad de comunicarle a su esposo qué es lo que le trae placer en ese mismo momento, y que entonces busque activamente esa satisfacción.

Anteriormente mencionaron a las inhibiciones religiosas entre una de las principales barreras que las mujeres enfrentan en la búsqueda de satisfacción sexual en sus matrimonios. ¿Cuál creen que es la perspectiva bíblica sobre el sexo?

J: Creemos que Dios tuvo la intención de hacer que el área sexual de nuestras vidas fuera el área en la cual nosotros (como esposos), en realidad nos hacemos uno, y nos entregamos totalmente el uno al otro para el placer y la intensidad. Probablemente es donde más experimentamos la integración: lo emocional, espiritual y físico, todo participa en una unión muy intensa.

C: Debo agregar que ésta debe ser un área de gran apertura entre los esposos y sus esposas. No tenemos que esconder nada. Pienso en la analogía del Jardín del Edén. Cuando Adán y Eva pecaron, no sólo se escondieron de Dios, sino que se avergonzaron el uno con el otro.

J: Esta vergüenza no había existido antes. En el perfecto estado del ser humano, había una completa apertura y falta de vergüenza.

C: Creemos que especialmente la pareja cristiana, habiendo sido reconciliada con Dios, tiene ahora la capacidad de una relación muy abierta y libre de vergüenza.

J: El poder de la redención por Cristo es el comienzo hacia ese estado abierto. Nunca podemos estar en ese estado perfecto y sin pecado mientras vivamos aquí en la tierra, pero nuestra redención es un paso hacia Dios con confianza y hacia nuestro cónyuge también.

C: Así es como nosotros entendemos la Escritura, y nuestros cuerpos y emociones. Todos estos componentes están involucrados. Es mucho más que un simple acto físico y genital. Las emociones deben ser atendidas y el espíritu también. Todo esto está involucrado y afecta nuestra experiencia sexual. Cuando entramos en el hábito de sólo hacerlo como un acto físico, tomando sólo unos pocos minutos, generalmente no es muy satisfactorio y no provee esa unión total de cuerpo, alma y espíritu.

No hay un camino sencillo para que una mujer sea excitada, ya que hay tantas variaciones como parejas. La emoción que está por delante es el seguir descubriéndose en la relación matrimonial.